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Tobias Kraft

Filología nómada
Repensar la obra de Alexander von Humboldt con la obra de Ottmar Ette (y viceversa)

Zusammenfassung

Der Beitrag nimmt den bevorstehenden 65. Geburtstag von Ottmar Ette zum Anlass für eine kontrastive Lektüre zentraler Forschungslinien in Ettes Werk im Verhältnis zum Humboldt’schen Forschungsprogramm. Dabei zeigt sich, dass Ettes 1988 begonnene und mittlerweile fünf Dekaden umfassende Auseinandersetzung mit dem Leben und Wirken des „nomadischen“ (Ette) Forschungsreisenden Alexander von Humboldt nicht nur das Deutungsfeld der internationalen Humboldt-Forschung wegweisend beeinflusst hat, sondern es umgekehrt auch deutliche Spuren des Humboldt’schen Denkens in Ettes Werk gibt.

Abstract

This article takes the upcoming 65th birthday of Ottmar Ette as an occasion for a contrastive reading of central lines of research in Ette’s work in relation to Humboldt’s research program. In doing so, it becomes apparent that Ette’s examination of the life and work of the “nomadic” (Ette) explorer Alexander von Humboldt, which began in 1988 and has meanwhile spanned five decades, has not only had a groundbreaking influence on the field of international Humboldt research, but that, conversely, there are also clear traces of Humboldtian thought in Ette’s work.

Resumen

Este artículo aprovecha el próximo 65º aniversario de Ottmar Ette para realizar una lectura contrastada de las líneas centrales de la obra de Ette en relación con el programa de investigación de Humboldt. Al hacerlo, se pone de manifiesto que el examen de Ette de la vida y la obra del explorador “nómada” (Ette) Alexander von Humboldt, que se inició en 1988 y que entretanto ha abarcado cinco décadas, no sólo ha tenido una influencia innovadora en el campo de la investigación humboldtiana internacional, sino que, a la inversa, también hay claras huellas del pensamiento humboldtiano en la obra de Ette.

En celebración del 65º cumpleaños de Ottmar Ette

1. Repensar la filología1

Un punto decisivo en la trayectoría intelectual de Ottmar Ette ha sido sin duda la publicación de su intervención programática “Literaturwissenschaft als Lebenswissenschaft” en mayo de 2007.2 La inquietud principal que motiva las reflexiones en torno a una filología como ciencia de la vida/para la vida, comienza, a mi modo de ver, con un implícito rechazo. Lo que se rechaza es la concepción de la filología y sus subyacentes teorías literarias como producto de un pensamiento meramente sistemático.

No cabe duda, de que los estudios literarios y la teoría literaria implican siempre cuestionar los contextos históricos, culturales, socio-económicos y al final también los político-estratégicos acerca del papel que juegan las ciencias en nuestra sociedad. Estos contextos, a mi parecer, han recientemente pasado por un cambio fundamental, y no para bien, afectando a la existencia misma de las filologías.3

Quizás es coincidencia o quizás no que este rechazo a las ideas puramente sistemáticas que ponen en peligro el desarollo de las ciencias, tenga un reflejo histórico en la obra del viajero, naturalista y escritor prusiano Alexander von Humboldt. En su famoso estudio sobre la naturaleza y las culturas americanas, publicado entre 1810 y 1813 bajo el título Vues des Cordillères et monumens des peuples indigènes de l’Amérique, Humboldt rechazó de forma contundente las filosofías sistemáticas de su tiempo. Criticó especialmente los conceptos acerca del grado de desarrollo de las culturas americanas, expresadas por algunos historiadores y filósofos europeos como Guillaume-Thomas Raynal, Cornelius de Pauw o William Robertson.4 Humboldt entendió que, frente al reto de comprender la complejidad de las culturas antiguas de Mesoamérica, no bastaba aplicar los criterios de la historia cultural de Europa:

Nada hay más difícil que comparar naciones que han seguido rutas diferentes en su perfeccionamiento social. Los mexicanos y los peruanos no deberían ser juzgados con arreglo a principios surgidos de la historia de pueblos con los que trabajamos continuamente. (Humboldt 2012, 29)5

Esto no impide que uno, que estudia las culturas, hable desde una posición concreta. Por supuesto, esto también se aplica a Humboldt y a su inevitable anclaje en el patrimonio cultural de la antigüedad europea (especialmente griega). Pero la diferencia decisiva radica en la transparencia con la que Humboldt toma esta posición como una posible (y, en su caso, inevitable) postura y no como la única perspectiva sobre lo desconocido. En otras palabras: Humboldt sabía que no había respuesta fácil a la tarea de encontrar criterios para el análisis de la historia cultural de pueblos cuyas tradiciones, usos y costumbres eran poco conocidos en los discursos académicos de su tiempo y a su alcance.

Un pueblo que regulaba sus fiestas según el movimiento de los astros, y que grababa sus fastos en un monumento público, había llegado sin duda a un grado de civilización superior al que le atribuyeron Pauw, Raynal e incluso Robertson, el más juicioso de los historiadores de América. Estos autores consideran bárbaro todo estado del hombre que se aleje del tipo de cultura derivado de sus ideas preestablecidas. Por nuestra parte, no nos cabría admitir estas distinciones tajantes entre naciones bárbaras y naciones civilizadas. […] Antes de clasificar las naciones hay que estudiarlas según sus caracteres específicos […]. (Humboldt 2012, 203–204)6

La índole de ambos rechazos, el de Ette y el de Humboldt, es equivalente: una ciencia que desconecta sus objetos de estudio de los contextos vitales en los que se configuran, pierde su legitimidad. Una ciencia que no conoce sus objetos en sus contextos específicos porque nunca buscó la convivencia intelectual con ellos in situ, fracasa como instrumento de análisis y se transforma en ideología.

2. Retrato(s) de Humboldt

Pero regresamos al inicio. Buscamos el punto de partida. Hace más de treinta años, en un breve artículo publicado en un libro de escasa divulgación, se creó un retrato de Alexander von Humboldt que aún no se conocía. Es un retrato imaginado, pero basado en una lectura minuciosa de sus textos, en este caso de su famoso relato de viaje, la Relation historique. En él, se retrata a un joven naturalista de los trópicos que regresa de la selva y de sus convivencias con los indígenas del pueblo Pararuma cerca del Orinoco con la cara pintada de rojo, igual que los indígenas. Como gesto de simpatía, Bonpland y Humboldt habían acordado que se les pintara la cara, y Humboldt lamenta en una nota de pie que, al regresar a la ciudad de Angostura dos meses después al terminar su viaje por el Orinoco, aún tenía la cara pintada, ya de vuelta “a los entornos de la civilización europea”7.

Humboldt delinea así, de forma implícita, la diferencia entre las normas y prácticas culturales de pueblos indígenas frente a las normas europeas, expresadas por la élite colonial en los centros urbanos de las Américas. Su irritación por la resistencia hidrófuga del bodypainting pararumano muestra la ambivalencia de su propia posición, entre convivencia cuasi-etnográfica por un lado y el deseo de retomar los usos y costumbres de la propia cultura por el otro. Queriendo o no, el comentario anecdótico de Humboldt demarca las incompatibilidades entre las culturas originales y coloniales en las Américas que Humboldt experimentó en su propia piel.

El retrato del prusiano famoso con la cara pintada como un indígena aparece en el primer artículo que Ottmar Ette publicó sobre Alexander von Humboldt en 1988. No es en vano que Ette comienza su largo viaje de investigación sobre la obra y la vida de Humboldt con el propósito de mostrar la(s) otra(s) cara(s) de Humboldt. Desde los comienzos de este viaje, se trataba de hacer visible una imagen diferente del celebre viajero. De resensibilizar la atención y ampliar el panorama de las tantas proyecciones y los muchos retratos que se tenían de Humboldt en la historiografía e iconografía de la ciencia europea del siglo XIX. El retrato de Humboldt, que los escritos de Ottmar Ette trazan, se genera antes que nada de los textos mismos, con una especial atención a las publicaciones francesas, sin las cuales la obra multilingual y transversal de Humboldt no se puede comprender. En retrospectiva, tampoco es coincidencia que Ette haya inaugurado sus estudios humboldtianos sobre detalles que se encuentran en las notas de pie o en la breve referencia a un papagayo. Por algo el artículo de Ette se titula “Papagayos, escritores y la búsqueda de identidad. Sobre las huellas de un pájaro desde Alexander von Humboldt hasta nuestros días”.8 La receta de este método se podría resumir en una simple regla: analizar a pie de página es estar a flor de piel. De hacer visible lo subyacente. Retomaremos este punto.

3. Humboldt se vuelve (historia de la) literatura

Tampoco es coincidencia que el análisis de los textos de Humboldt desde el comienzo se enfoque en los pasajes narrativos, por ende en los textos que muestran al escritor y al narrador Alexander von Humboldt. Que Humboldt declare haber regresado con otros colores del Orinoco al entorno familiar de la civilización europea, muestra con claridad uno de los puntos principales que Ottmar Ette retoma una y otra vez en sus estudios de los años y décadas siguientes. Si bien es cierto que Humboldt había cambiado la imagen que de América se tenía en Europa, es más cierto aún que las Américas habían cambiado a Humboldt. Lo transformaron en el científico de conciencia universal, impregnado con un “Weltbewußtsein” (Ette 2000, 2002), cuyo desenvolvimiento es impensable sin las experiencias americanas y que estimula en Humboldt sus ideas para una modernidad diferente.

Leyendo este artículo inaugural, se puede hacer un segundo hallazgo. No solamente articula Ottmar Ette la dimensión literaria en la escritura de Humboldt, sino entrelaza esta escritura con otras literaturas de su tiempo a un nivel tópico. El motivo es, nuevamente, el cuento humboldtiano del papagayo. El pájaro – dicen los locales – es el único ser vivo que aún articula la lengua de los indígenas del pueblo de Atures muchos años después de que éste se haya desvanecido.9 Así de repente, el loro humboldtiano se encuentra al lado de un relato de Gustave Flaubert y Mario de Andrade cuyo Macunaíma cuenta la historia de un papagayo que guarda las esencias de los relatos y las culturas brasileñas para compartirlas con el narrador.10 El texto humboldtiano se transforma así en un elemento que entrelaza diferentes literaturas del mundo, abriendo las posibilidades de su lectura y comprensión y ampliando de modo ejemplar el campo de estudio humboldtiano.

El primer retrato de Humboldt que Ottmar Ette presenta no es, por tanto, el de un Humboldt convencional, sino que muestra la interpretación de un nómada entre las culturas, un europeo pintado con los colores de los pueblos de América, un Humboldt que forma parte, con toda naturalidad y sin mayores explicaciones, de la historia de las literaturas del mundo.

Este es, en resumen, el punto de partida para comenzar un viaje intelectual por la obra y la vida de Alexander von Humboldt, un viaje que ya entró en su quinta década. Ni una palabra de las ciencias naturales, de la geografía, astronomía, geología, botánica y zoología, geografía de plantas o política. Para todo esto habrá tiempo después en las reflexiones de los más de 120 artículos publicados por Ette sobre Humboldt hasta hoy.11

4. Una (nueva) mirada al Nuevo Mundo

En 1804, cuando Humboldt regresa de su viaje americano a Europa, no solo había sobrevivido una de las mayores aventuras exploradoras del siglo XIX. También dio comienzo a una de las síntesis más relevantes de las ciencias europeas de su tiempo, cuya amplitud se iba a extender en 29 tomos publicados entre 1805 y 1836 bajo el título general de Voyage de Humboldt et Bonpland.12 El centro narrativo de esta compleja obra entrelazada a múltipes niveles es sin duda, tanto desde una perspectiva histórica como desde nuestra perspectiva de hoy, la Relation historique, el relato del viaje publicado en tres tomos entre 1819 y 1831. Teniendo la misma edad que Humboldt al regresar de su viaje americano 160 años antes, Ette publica en 1991, a los 35 años, una nueva edición y traducción al alemán de este texto. Es la primera edición desde 1826 que puede declararse (más) completa. Aunque Ette no consigue convencer a su editorial Insel de publicar el informe de viaje integral, si logra que se impriman más de 1.000 páginas del texto humboldtiano. El resultado son dos volúmenes en un lindo estuche13, siendo esta la versión moderna más concisa hasta el día de hoy de la Relation historique en su traducción al alemán. Ette presentó en esta edición un importante ensayo bajo el título “La mirada al Nuevo Mundo”14 que marcó un punto de reflexión decisivo en la investigación sobre Humboldt.

Nuevamente, (y por primera vez en la historia de las ediciones de las obras de Humboldt), el carácter literario-estético-mediático se vuelve el centro de atención. Ette elige la “casi doble fragmentación”15 como introducción analítica. El primer y más obvio fragmento del texto de Humboldt se manifiesta ya por el simple hecho de que nunca fue terminado. El relato del viaje queda inconcluso con la discontinuación del tercer volumen (estaban previstos por lo menos cuatro) después de haber abarcado apenas una tercera parte de todo el viaje. Desde la perspectiva de composición del itinerario de Humboldt, el texto resulta fragmento en un segundo nivel, ya que tampoco ofrece una “narrativa continua con un arreglo riguroso; una multitud de excursos, anécdotas y tratados activados interrumpen, incluso fragmentan la cronología del curso del viaje”16.

El principio no lineal también se expresa en el orden de los eventos narrados de la Relation historique. La supuesta cronología del viaje se trastorna por una narración de aparente simultaneidad que es resultado de múltiples y a menudo sutiles anacronismos a través de los diferentes niveles temporales del viaje. El efecto se genera por una división de la instancia narrativa en una primera figura de identificación para el lector, que se mueve en el nivel del tiempo narrado, una segunda instancia, que organiza el informe, así como una tercera, que podríamos identificar como instancia de mediación científica. La primera es la del joven naturalista de 30 años, viajando por las entrañas de las Américas. La inmediatez de su voz es, obviamente, no más que un efecto de la narración, pero muy presente en el texto humboldtiano, contando el viaje como si fuera en vivo o contado desde la frescura del recuerdo reciente. La segunda instancia es la del autor parisino. Es él quien convierte las partes fragmentadas del relato en un orden coherente reuniendo la heterogeneidad de los diversos tipos de textos, cronologías y niveles diegéticos en un momento de síntesis. Al principio y al final de un capítulo, Humboldt tiende a incluir reflexiones filosóficas que pretenden ayudar al lector a no perderse en una miríada de detalles, sino a captar los aspectos esenciales y superiores de la investigación. Este narrador no mira ya los trópicos desde adentro, sino desde la distancia, sentado en su escritorio, con sus apuntes y manuscritos del viaje a su alrededor. La tercera instancia narrativa amplifica el texto con notas a pie de página y con un extenso aparato estadístico que proporciona a los lectores más especializados acceso científico al tema y área reportados. Es la misma instancia que redacta la bibliografía o hace referencia a lecturas adicionales y que le habla a sus peers en otro tono, otro nivel textual (cf. Ette 1991, 1577–1579).

La intención de crear simultaneidad es aún más promovida por un estilo literario que contiene claras “huellas de oralidad”17 y así crea la ficción de una situación de conversación que refuerza aún más la deseada “impresión de inmediatez”18. Este efecto textual se refuerza a través de numerosas referencias a sus diarios, con las que Humboldt alude a la idea de que el texto publicado contiene y, en efecto, representa en parte pasajes directos de las notas apuntadas durante el viaje: “La referencia constante a los diarios, es decir, a ver y escribir en el marco del tiempo narrado, da credibilidad a la figura narrativa central”.19

El conjunto de estos puntos analíticos, que desde luego incluyen una perspectiva estratégica, asume y ennoblece a Humboldt como autor-escritor, como Schriftsteller en su propio derecho. Esto va acompañado de una perspectiva que no está tan interesada en la historia de la ciencia propiamente dicha – esta es sin duda una dirección dominante en la Humboldt industry – sino que interroga la obra de Humboldt desde el horizonte de la epistemología histórica. Las preguntas centrales no son: ¿qué sabía y logró Humboldt?, sino: ¿cómo reflexionó sobre las condiciones y la posibilidad de generar conocimiento, cómo lo generó y qué tiene que ver esta génesis de conocimiento con los modos de escritura, composición mediática y medios de visualización que caracterizan la obra de Humboldt?

Con todo esto en mente, se puede concluir que Ette, ya desde 1991, ha contribuido a despragmatizar la escritura de Humboldt, abriendo así su obra a los estudios literarios como un auténtico objeto de investigación.20

5. Desvíos planeados

Si se compara la perspectiva científica y estética de Humboldt en su conjunto con la perspectiva literaria y estética de la obra de Ottmar Ette, resalta una figura particularmente notable que Ette ya comienza a desarrollar en sus primeros estudios sobre Humboldt (véase arriba). La figura a que me refiero es una transposición.

Empecemos con Humboldt: la ciencia humboldtiana articula la idea de la naturaleza como un conjunto de fenómenos y fuerzas entrelazados. Como consecuencia de esta idea, Humboldt empieza a desarrollar el proyecto del Kosmos como síntesis del mundo orgánico e inorgánico, ya desde los tiempos de su viaje americano. Es una síntesis que parte del principio contemporáneo de que la naturaleza no se puede desligar ni comprender sin el factor humano. La Kosmos-Wissenschaft es una ciencia del mundo natural tal como lo puede percibir el ser humano. Por lo tanto, es un empresa cultural.

Esta idea humboldtiana se transforma en la obra de Ette en una herramienta analítica, aplicada a la misma obra de Humboldt. Si Alles ist Wechselwirkung en los sistemas de la naturaleza, si todo, pues, está en interacción y relación, también lo está en la obra de Humboldt según las lecturas de Ette. En otras palabras, el cosmos de Humboldt es una obra en balance y completa interrelacionalidad a un nivel estético y epistemológico. Sus aparentes desvíos son parte de un plan mayor de creación.

Ette, a diferencia de muchos otros estudiosos, e incluso a diferencia de contemporáneos de Humboldt,21 encuentra en esta fragmentación tan característica de Humboldt su verdadero enjeu. El aparente fracaso de la escritura se transforma en el signo de su productividad estética y epistemológica.22 El argumento de Ette abre la mirada al “principio de la digresión aparente, que sin embargo se asigna a una construcción global, a un plan subyacente, uniforme […] [y hacia] una estética de contraste, de contrastes sensuales, de expresión literaria”23. Los supuestos errores y fracasos se vuelven representativos para la comprensión de la obra en su totalidad: la digresión es manifestación de un intelecto móvil, de un modo de trabajar independiente, salvaje incluso, es manifestación de una lógica, que no se reduce a las limitaciones de una disciplina, de una forma de escribir, de una forma de pensar. Los fragmentos no son textos inconclusos solamente sino modos de la escritura corta; en la metafórica etteiana, islas de textos, texto-islas.24

Como modelo de composición, el fragmento rompe “la linealidad ilimitada del texto”25 y apunta a una simultaneidad de percepción. Esta simultaneidad es la clave para acercarse a la comunicación textual de la comprensión humboldtiana de los sistemas y entornos naturales. En lugar de una descripción fidedigna y lineal de la naturaleza, Humboldt adopta y desarrolla una estética textual que combina pictóricamente el enorme espectro de la naturaleza tanto desde una perspectiva de experiencia vital como de conocimiento científico, resumiendo su fórmula literaria en una escritura “a la vista de las cosas representadas”.26 Un proceso de composición que puede entenderse como un arreglo experimental del famoso concepto humboldtiano de Naturgemälde, un modelo que se extiende desde la obra americana hasta la redacción del Kosmos.

Es el mismo modo de la escritura humboldtiana que Ette a menudo suele aplicar a sus propios textos. Sus análisis parecen haber sido escritos bajo la impresión inmediata e intensa de los objetos (textos, imágenes) que estudian. Son textos que presentan una simultaneidad de argumentos, miradas y alusiones para comprender el tejido complejo de lo que analizan. O, para decirlo en otras palabras, el trabajo de Humboldt logra humboldtizar la obra de Ette, mientras el trabajo de Ette etteiza la obra de Humboldt y la muestra a flor de piel; hace visible lo subyacente.

6. Horizontes más allá de Humboldt

Al autor de la monografía Literatur in Bewegung27 parecen atraerle los autores desenfrenados, los inquietos. Esta atracción intelectual inspira el análisis y la producción teórica de Ette. En la obra y la trayectoría intelectual de figuras como José Martí, Reinaldo Arenas, Alexander von Humboldt y Roland Barthes, son la movilidad y la productividad que inspiran. Son autores que atraviesan las culturas, los sistemas políticos, los géneros literarios y a menudo las lenguas; autores que son políticos con sus textos sin transformarse en políticos de oficio, que producen de forma incansable, que provocan confusión y profundidad, que juegan con las formas y las normas establecidas de la literatura, de la ciencia, de la política.

De todo esto se nutre la obra analítica de Ette e incluso, el mismo autor. Literatur als Lebensmittel – literatura como alimento/medio de vida – se llama uno de los libros co-editados por él (Ette et al. 2013). La literatura y su análisis son un modo de vivencia y sobrevivencia, especialmente en tiempos de crisis. Por lo mismo, son un modo de alimentación de espíritu, de intelecto y de vocación. Los trabajos de Ette alimentan sus objetos de estudio – los autores, los textos, las representaciones culturales que él trabaja. Pero también son alimento para las finalidades de esta obra etteiana. Siempre extiende a las dimensiones de su objeto de estudio. En toda la obra de Ette se puede observar este gesto: de extender el análisis del objeto mismo hacia un proyecto propio, hacia un proyecto vital.

7. Literaturwissenschaft als Lebenswissenschaft: una auto-reflexión

El texto prínceps titulado Literaturwissenschaft als Lebenswissenschaft refleja entonces también las posibilidades de la propia vida de Ottmar Ette como académico, como investigador y actor en los contextos actuales. Allí regresamos al inicio. Comprender y aplicar la obra de Ette implica comprender que esta obra siempre tiene una finalidad más allá del objeto del estudio particular. Igual que sus autores favoritos, Ette ha creado una obra dificilmente reducible a un solo sentido, una obra móvil y polilógica. No sólo estudia representaciones culturales que analíticamente se pueden entender como islas, isla-mundos o mundos archipelágicos. Él mismo crea una obra de esta índole: una obra relacional, archipiélica, transversal.

Si quisiéramos reducir este trabajo incansable a un mensaje principal, sería una propuesta de carácter político. Se dirige hacia el interior de nuestras disciplinas – las letras, las literaturas comparadas, los estudios culturales –, interrogando el valor que le damos a nuestros objetos de estudio. El modelo de teoría literaria que Ette propone parte de la idea de que la literatura extiende los espacios de creación estética porque contiene y provoca un saber, y a la misma vez lo hace porque es una obra estética, libre de definiciones exactas y propietarias de un campo de saber, de una disciplina, de una lógica. Si “la literatura es, porque es más de lo que es” (Ette 2017b, 141), también la ciencia y la investigación es, porque es más de lo que es (hoy en día). Podemos entender la índole de la obra de Ette como un llamamiento a extender las dimensiones de nuestras prácticas analíticas, de movilizarlas y transformarlas, de desafiar sus estándares, sus formas y normas. Esta propuesta es sin duda una provocación. Y como cualquier provocación desata aclamaciones y críticas.

Es, por ejemplo, una provocación a nivel de las terminologías. Hablar de múltiples lógicas debe causar ruido entre los filosófos analíticos. Un texto o un conjunto de textos no son islas o archipiélagos sino textos y su metaforización puede o no contribuir a su mayor comprensión. Aprovechar de la inspiración que permite la obra de Ottmar Ette es aceptar que no se nos presentan terminologías ya establecidas y fáciles de aplicar. Las terminologías de Ette son hechas para no ser disciplinadas, ni por su propio autor. Tienen pretensión móvil y abierta. La raíz política de esta propuesta es su ímpetu de cuestionar nuestras (supuestas) certezas académicas, de ser agentes de provocación de nuestras formas de pensar, de despragmatizar nuestro lenguaje analítico.

A un nivel más obvio, son propuestas políticas en un sentido de responsabilidad civil y forman parte de un proyecto liberal. No podemos entender el mundo desde una sóla lógica, dice el mantra de Ette. No podemos vivir y, por ende, comprender el mundo en que vivimos sin las constantes traducciones y transgresiones entre los idiomas, las culturas y sus actores y agentes. Esta postura abierta y flexible, frente a las tantas manifestaciones de nuestras literaturas y culturas globales, no proclama una tolerancia, que manifiesta y consolida las diferencias sino un pensamiento que incorpora el origen de las diferencias, de lo ajeno y foráneo, en su propio hilo de argumentación: una “lógica relacional” (Ette 2004, 253–278).

Hasta hace unos años, se podía decir que esta propuesta de filología política solo respondía a las expectativas de un orden social liberal occidental dedicado al espíritu de apertura y compromiso. Pero, por supuesto, su fundamento y aplicación no son tan simples; la apertura no se consigue hablando de ella, sino practicándola y viviéndola. Se asemeja a las prácticas académicas y vitales de la “vie [et] écriture nomade” de Alexander von Humboldt (Ette 2001a, 195). Las décadas de investigación de Ottmar Ette muestran cómo esta apertura puede ser vivida hoy en día en la práctica académica de una ciencia en (constante) movimiento y, a la vez y por lo mismo, ser traducida en teoría e interpretación cultural. Es para muchos, y también los menos privilegiados, una tarea indudablemente compleja y desafiante. Es, a la vez, una tarea cuyo objetivo político está enfrentando nuevas amenazas desde el interior de las sociedades, tanto del Norte como del Sur Global y, por lo tanto, resulta más actual que nunca.

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Humboldt, Alexander von (2018b): Das Buch der Begegnungen. Menschen – Kulturen – Geschichten aus den Amerikanischen Reisetagebüchern. Herausgegeben, aus dem Französischen übersetzt und kommentiert von Ottmar Ette. Mit Originalzeichnungen Humboldts sowie historischen Landkarten und Zeittafeln. München: Manesse.

Humboldt, Alexander von; Bonpland, Aimé (1819[–1821]): Voyage aux régions équinoxiales du Nouveau Continent, fait en 1799, 1800, 1801, 1802, 1803 et 1804. Relation historique. Tome second. 3 Tomos. Paris: J. Smith et Gide Fils (Voyage de Humboldt et Bonpland, Première Partie).

Kraft, Tobias (2014): Figuren des Wissens bei Alexander von Humboldt. Essai, Tableau und Atlas im amerikanischen Reisewerk. Berlin, Boston: De Gruyter (mimesis – Romanische Literaturen der Welt, 59).

Lubrich, Oliver (2003): “[M]on extrême repugnance à écrire la relation de mon voyage”. Alejandro de Humboldt deconstruye la relación de viaje. En: HiN – Alexander von Humboldt im Netz. Internationale Zeitschrift für Humboldt-Studien IV (7), 8–35. DOI: 10.18443/41.

Soethe, Paulo (en fase de impresión): Alexander von Humboldt im nicht bereisten Land: literarisches Wissen im Vorfeld einer späten Rezeption. En: Ottmar Ette, Barbara Göbel y Tobias Kraft (eds.): Alexander von Humboldt. Die ganze Welt, der ganze Mensch. Hildesheim: Georg Olms Verlag.

1 Me gustaría agradecer a los dos revisores anónimos de este trabajo su generosa disposición no sólo a mejorar el nivel de redacción de mi texto, sino también a hacerlo más preciso. El esfuerzo que supuso habrá sido considerable.

2 El texto cuya traducción al español sería “Los estudios literarios como ciencia de la vida” fue publicado primero como artículo de debate (Ette 2007), al cual se sumaron otros, causando una respuesta por parte de Ette 2008b y, por ende, la publicación de una antología con los más destacados comentarios al respecto (Asholt y Ette 2010). El texto y sus respuestas provocaron debates internacionales, resultando en traducciones y más intervenciones de otros académicos, cf. Ette y Kutzinski 2010, Ette y Ugalde Quintana 2015.

3Kein Zweifel aber kann daran bestehen, daß die Frage nach Literaturwissenschaft und Literaturtheorie stets eine Frage nach den jeweils spezifischen historischen, kulturellen, sozio-ökonomischen und nicht zuletzt auch wissenschaftspolitischen Kontexten miteinschließt. Und diese haben sich – wie mir scheint – gerade in jüngster Zeit in grundlegender und für den Bestand der Philologien keineswegs günstiger Weise verändert.” Ette 2010b, 13. A continuación, todas las citas originales se presentarán a pie de página siempre y cuando no sean en español. Las traducciones son del autor de este artículo, si no hay mención de otra fuente.

4 Ette ha presentado varios estudios sobre la relación discursiva entre Humboldt, Raynal, de Pauw y Robertson (entre otros más), retomando así un campo de estudio que tan prominentemente se ha desarrollado a través del trabajo de Antonello Gerbi ([1973] 2010), cf. Ette 2001a, cap. 3, 2010a, también Bernaschina et al. 2015.

5 “Rien n’est plus difficile que de comparer des nations qui ont suivi des routes différentes dans leur perfectionnement social. Les Mexicains et les Péruviens ne sauroient être jugés d’après des principes puisés dans l’histoire des peuples que nos études nous rappellent sans cesse.” Humboldt [1810–]1813, XV.

6 “Un peuple qui régloit ses fêtes d’après le mouvement des astres, et qui gravoit ses fastes sur un monument public, étoit parvenu sans doute à un degré de civilisation supérieur à celui que lui ont assigné Pauw, Raynal, et même Robertson, le plus judicieux des historiens de l’Amérique. Ces auteurs regardent comme barbare tout état de l’homme qui s’éloigne du type de culture qu’ils se sont formé d’après leurs idées systématiques. Nous ne saurions admettre des distinctions tranchantes en nations barbares et nations civilisées. […] Avant de classer les nations, il faut les étudier d’après leurs caractères spécifiques […].” Humboldt [1810–]1813, 194.

7 “au milieu de la civilisation européenne”, Humboldt y Bonpland 1819[–1821], 262.

8 “Papageien, Schriftsteller und die Suche nach der Identität. Auf den Spuren eines Vogels von Alexander von Humboldt bis in die Gegenwart”, Ette 1988. No es casualidad que Ette haya calificado recientemente su primera contribución como “no del todo seria” (“nicht ganz ernst”), Ette 2020, 258. El elemento del juego analítico siempre ha jugado un papel importante en el trabajo de Ette, al menos como un momento de expresión académica no disciplinada.

9 El paisaje se encuentra en el texto “Über die Wasserfälle des Orinoco”, Humboldt 1826, 228–229.

10 Un reciente estudio extenso de Paulo Soethe sobre la recpeción brasileña de la obra humboldtiana retoma el motivo del papagayo en varias lecturas, cf. Soethe [en fase de impresión].

12 Para los detalles bibliográficos de esta aventura publicista cf. Fiedler y Leitner 2000, 70–339.

13 El caracter estético iba a transformarse posteriormente en un tipo de trademark de las ediciones que Ette dirigió en las décadas posteriores. Entre ellos sobresalen las ediciones del Kosmos (Humboldt 2004) y del Examen critique, incluyendo el Atlas géographique et physique du Nouveau Continent (Humboldt 2009), como las antologías dedicadas a los diarios del viaje americano (Humboldt 2018a, 2018b).

14 “Der Blick auf die Neue Welt”, cf. Ette 1991.

15 “gleichsam doppelte Fragmentierung”, Ette 1991, 1567.

16 “durchlaufende Erzählung mit stringenter Anordnung; eine Vielzahl von Exkursen, Anekdoten und eingeschalteten Abhandlungen unterbricht, ja fragmentiert die Chronologie des Reiseverlaufs”, Ette 1991, 1567.

17 “Spuren der Mündlichkeit”, Ette 1991, 1576. Esta pauta investigativa fue ampliada en Ette 2009a y recientemente retomada brillantemente por Görbert 2014, 229–248.

18 “Eindruck der Unmittelbarkeit”, Ette 1991, 1575.

19 “Der stetige Verweis auf die Tagebücher, also auf das Sehen und Schreiben im Bereich der erzählten Zeit, verleiht gerade der zentralen Erzählerfigur ihre Glaubwürdigkeit”, Ette 1991, 1579.

20 Varios estudios posteriores, tanto del mismo Ottmar Ette como de otros, ampliaron y contestaron esta perspectiva analítica, cf. Ette 2001b, 2002; Lubrich 2003; Graczyk 2004; Hey’l 2007; Erdbeer 2010; Kraft 2014.

21 El más famoso caso es el de François Arago, cf. Dezos de La Roquette 1865, XXXV.

22 Este argumento encuentra su punto de partida en el artículo aquí referido, pero es extendido posteriormente, por ejemplo en Ette 2009b.

23 “Prinzip scheinbarer Digressionen, die aber doch einer Gesamtkonstruktion, einem zugrundeliegenden, einheitlichen Plane zugeordnet sind […] [und] einer Ästhetik des Kontrasts, der sinnlichen Gegensätze, literarischen Ausdruck verleihen”, Ette 1991, 1571.

24 Cf. más recientemente Ette 2017a.

25 “die uneingeschränkte Linearität des Textes”, Ette 1991, 1575.

26 “à la vue des objets que l’on dépeint”, Humboldt y Bonpland 1819[–1821], 211.

27 Cf. la traducción al español Ette 2008a.

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